Historia - Arte Colonial

La llegada de los colonizadores castellanos a finales del siglo XV abrió un capítulo decisivo en la historia artística de Canarias, especialmente en la arquitectura religiosa. Un claro ejemplo es la imponente Catedral de Santa Ana en Las Palmas de Gran Canaria, cuya construcción comenzó en 1497 bajo el estilo gótico tardío. Sus bóvedas de ojiva y arcos puntiagudos recuerdan la Europa medieval, pero su obra quedó paralizada casi un siglo por falta de recursos. No fue hasta 1781 que se retomó la construcción, incorporando ya detalles neoclásicos, como su fachada actual diseñada por el arquitecto Diego Nicolás Eduardo.

En Tenerife, la Iglesia de San Francisco de Asís, construida entre 1714 y 1721, refleja una arquitectura barroca con influencias portuguesas visibles en sus cornisas onduladas. Su interior sorprende con tres naves separadas por columnas de cantería roja y techos mudéjares pintados, que hablan de la riqueza cultural y artística de la época.

Durante los siglos XVI y XVII, Canarias recibió un influjo artístico procedente de las escuelas flamenca y andaluza. Obras como el tríptico de Taganana, vinculado a la escuela de Brujas, enriquecieron el panorama local. Sin embargo, fue en el siglo XVIII cuando emergió una producción artística genuinamente canaria, con figuras como José Luján Pérez, escultor barroco que destacó por su expresividad y detallado modelado. Sus obras más conocidas incluyen la Dolorosa de la Catedral de Las Palmas y el Cristo de la Sala Capitular, tallado en 1793.

La artesanía colonial canaria, por su parte, combinó técnicas europeas con materiales autóctonos. La madera de pino canario, llamada tea, se utilizó para crear balcones tallados que adornan ciudades como La Laguna y La Orotava. La Casa de los Balcones, construida en 1632 en La Orotava, es un símbolo de esta tradición, con su fachada de madera esculpida y su patio interior.

En los talleres de orfebrería y textiles litúrgicos, la plata traída de América se transformaba en cálices, custodias y vestimentas que integraban influencias europeas y símbolos propios del archipiélago, evidenciando una identidad cultural mestiza y adaptada a Canarias.